El poema XVI de Catulo ha servido para que traductores de todas las épocas proyecten sus propias inseguridades, tiñendo de misterio versos que se concibieron transparentes y cuyo significado deja poco margen de ambigüedad: ¿amenaza de violación homosexual o festiva desestimación de sus enemigos? Catulo tiene la primera y la última palabra
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