1996 fue un año de esos que se recuerdan por dos o tres datos. En esta parte del mundo, teníamos a un nuevo partido en el poder. “Hemos de ser conscientes de que un Estado que maneja ingentes recursos públicos debe combatir la corrupción con procedimientos y controles eficaces. Hay que reducir los márgenes de discrecionalidad de los poderes públicos y dar a conocer a los ciudadanos el coste real de cada obra pública, de cada subvención, de cada peseta que sale de los contribuyentes”, decía Aznar en la toma de posesión de su primer mandato.
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