En últimas semanas se ha extendido por España un mito, y creo que es importante analizarlo y ver cómo de probable es. Se trata, por supuesto, de los pinchazos. Está en boca de todo el mundo, hay publicaciones rulando por todo internet, sale en las noticias de todos los medios. La idea de que se está poniendo preocupantemente de moda que un agresor vaya armado con una jeringuilla a un espacio de ocio e inyecte una sustancia a su víctima para poder abusar de ella. Os adelanto que parece muy improbable, pero bueno, vamos a ver por qué.
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