«Iulia Moldovan reveló que había momentos en los que llegaban a comer papel para engañar al estómago. Si sus entrenadoras descubrían que habían ingerido alimentos, les esperaba «una buena tunda» La búlgara Bianka Panova ha recordado que sus entrenamientos fueron excesivos hasta el 'sadismo'. Una «pesadilla». Sesiones que se reducían a 'gritos, insultos, dolor y lágrimas'. La soviética Elena Mukhina acabó tetrapléjica después de un salto que nunca debió practicar, ni siquiera intentar. El motivo: hacer todo lo posible para igualar a las rumanas
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