Durante los próximos días, la Tierra se internará a 30 kilómetros por segundo en la enorme nube de polvo y esquirlas que el cometa 109P/Swift-Tuttle deja tras de sí en su extraña órbita alrededor del Sol. Eso quiere decir que, como todos los años poco después del 10 de agosto, el cielo nocturno se llenará de lágrimas por San Lorenzo. Metafóricamente, claro. Donde la tradición popular veía lágrimas, nosotros vemos cientos de partículas de polvo atravesando la atmósfera a más de 210.000 kilómetros por hora.
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