A día de hoy nadie, salvo alguna persona corta de miras, duda de los portentosos beneficios de compartir la vida con un animal y, en especial, en el caso de una persona mayor puede conllevar un cambio digno de estudio: dejar a una lado la vida sedentaria, cambios positivos en el carácter, aparición de nuevo del concepto de responsabilidad y, como no, incremento del amor y cariño recibido. Por ello, la Universidad de East Anglia ha decidido demostrarlo a través de una investigación, donde los datos han arrojado los resultados esperados.
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