Hay placeres prohibidos oscuros y perversos, como los que disfrutaba el infante Carlos de Austria, hijo de Felipe II (quien, por cierto, condenaba a galeras a los bígamos) y María Manuela de Avis, los cuales eran primos hermanos por parte de padre y madre. El primer hijo de Felipe II es el máximo exponente de las consecuencias de la endogamia practicada por la Casa de los Habsburgo. Ello provocó que Carlos tuviera una constitución frágil y enfermiza. El pequeño heredero al trono gozaba con las atrocidades más perversas que uno pudiera imaginar
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