Las mujeres ya no podrán ser echadas del altar católico. Es un pequeño paso, minúsculo en comparación con las reivindicaciones de millones de mujeres católicas en todo el mundo, pero ya es norma en la Iglesia de Roma: el papa Francisco acaba de ordenar el acceso de las mujeres a dos ministerios que intervienen en las misas: el Lectorado –leer en misa– y el Acólito –apoyo al sacerdote en varias actividades–.
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