En 2024 se cumplen diez años sin la presencia física del gran y único Paco de Lucía†. Su presencia, sin embargo, es eterna. Los más puristas del flamenco culpaban a de Lucía por introducir elementos extraños a la tradición flamenca, como el bajo, la flauta o el saxo, y luego coquetear con el jazz, pero, probablemente, nadie en el mundo tocó el instrumento de las seis cuerdas mejor que Francisco Sánchez Gómez, el legendario hijo de Lucía, hijo de Algeciras, un gaditano inmortal, heterodoxo, que supo hacer cosas con infalible belleza. Un genio.
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