Hitler padecía diferentes dolencias, entre las que destacaba especialmente el Parkinson, que se hizo más evidente en los últimos tiempos del III Reich y que pudo haberle costado la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Para tratar sus dolencias estaba su médico personal. El oscuro Theodor Morell.Theodor Morell, que tenía una clínica en Berlín, aprovechó el ascenso del partido Nacionalsocialista (NSDAP) para afiliarse y llegar hasta el mismísimo Führer, Adolf Hitler.Hitler, además del Parkinson, padecía del estómago.
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