Estamos en Nantes. El lunes 6 de enero de 1919 amanece lluvioso. El inspector Laroze espera una jornada tranquila. Hasta que llega un aviso del Hotel de France. En la habitación 34 yacen dos cadáveres desnudos, dándose la espalda. El cuerpo de Paul Bonnet, residente en la estancia desde mediados de noviembre, ya está frío. Jacques Vaché acaba de expirar. En una urna de porcelana hay opio reseco. Las investigaciones reconstruyeron los hechos que condujeron a la catástrofe; nunca llego a dilucidarse si se trató de suicidio o muerte accidental.
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