El llanto de un bebé es una molestia necesaria que nos acompaña desde nuestros ancestros primates. No saber qué quiere, si tiene hambre, le duelen los dientes, necesita cambiar de pañales o tiene alguna otra molestia, junta la ansiedad con la habitual falta de sueño. No es de extrañar que los sumerios lanzaran amenazas pasivo-agresivas de llamar a un demonio. Por ello, el opio ha sido un recurso requerido desde hace milenios para calmar a los bebés.
|
etiquetas: bebé , opio