Ya sabíamos que hablar más de una lengua es bueno. Nos permite comunicarnos con más gente, nos da acceso a un universo más amplio de ideas, y nos ofrece la posibilidad de disfrutar de más variedad de creaciones literarias. En resumidas cuentas, nos enriquece. También sabíamos que hablar más de un idioma tiene consecuencias para la mente. Hay que pagar un cierto precio por ello, eso es verdad. Ocurre que al conocer muchas más palabras y formas de expresión, cuesta un poco más escoger las adecuadas a cada situación.
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