La primera vez que vas a otro sitio, esperas que todo “esté para ti”. Piensas que no hay nada peor que llegar a un lugar y que el monumento más importante esté en reformas o que haga mal tiempo. Hasta aquí, se trata de un sentimiento bastante común que cualquier persona puede tener de cara a sus vacaciones. Nada excepcional. Todo muy “humano”.
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