Vivir, en muchos sentidos, es ir durmiendo cada vez menos. Desde las 16 horas al día que puede llegar a dormir un recién nacido a las cinco o seis que duermen algunos de nuestros mayores se suceden una serie de cambios neurológicos que no entendíamos muy bien. De hecho, por no saber, no sabíamos si los ancianos dormían menos porque necesitan dormir menos o porque pueden dormir todo lo que necesitan. Ahora, un equipo de investigación de la Universidad de California Berkeley acaba de presentar datos que señalan que no es que la vejez nos quite...
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