«Cuando en 1908 el Gobierno zarista condenó a muerte a algunos revolucionarios, un grito salió de la boca de mi padre: "¡No puedo callarme!". Y el pueblo ruso, unánime, se unió al grito de protesta contra aquel asesinato. Ahora, cuando millares de seres humanos en el norte del Cáucaso son fusilados o desterrados, y que mi padre ya no vive, siento necesidad de elevar mi voz contra las ferocidades bolcheviques, tanto más como que he trabajado doce años con el Gobierno soviético y he visto con mis propios ojos extenderse el terrorismo».
|
etiquetas: callarme , testimonio , hija de tolstoi , atrocidades , stalin