Es decir, si –como todo el mundo sabe– lo bueno y sano es lo natural, todo lo natural y nada más que lo natural, ¿cómo puede hacernos daño comer un organismo que produce algo tan beneficioso? ¿Deberíamos comernos el pan mohoso en lugar de tirarlo? ¿Penicilina gratis? ¿Y cómo puede ser natural, ya no digamos bueno, algo que se toma en pastillas, si –como todo el mundo sabe– las compañías farmacéuticas y sus sicarios, los médicos, viven de vendernos química para hacernos enfermar y que así consumamos más química?
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