Estamos tumbados en la playa o en la piscina, nos ha dado el sol y surge esa necesidad de beber que llamamos sed, pero ¿cómo se origina el ansia del cuerpo por consumir algo líquido? Un estudio de la Universidad de California (EE UU) apunta que en ratones existen células cerebrales especializadas que predicen los efectos hidratantes del consumo de bebidas mucho antes de que la falta de líquidos pueda cambiar la composición de la corriente sanguínea.
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