Luukkainen se deshizo de absolutamente todas sus pertenencias, excepto de su casa, las guardó en un almacén y comenzó el experimento que grabaría. Se impuso tres reglas: durante un año todas sus cosas materiales estarían en un almacén, sólo podría recuperar una cada día y estaría prohibido comprar nada nuevo. La primera noche, cuando las calles estaban ya vacías, salió desnudo corriendo sobre la nieve hasta el depósito y cogió el primer objeto: un abrigo. Con él se cubrió y sobre él durmió.
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