En la pintura siempre predominan los guiños, los secretos a base de trazos y las curiosidades de los detalles que ocupan un cuadro. En una obra de arte puede haber una explicación en el bordado de un cuello o en las plantas dibujadas en el suelo, de tal manera que el pintor expresaba así bien una inquietud o un aspecto de su entorno. Ejemplo de ello son los retratos de Napoleón Bonaparte, aunque en este caso el guiño no era por parte del artista, sino más bien del modelo.
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