Érase una vez una comedia de Hollywood que se proyectó en absoluta primicia en uno de esos pases previos que se organizan para valorar las reacciones de los espectadores. El de esta película fue un desastre. Los cronistas cuentan que asistieron varios centenares de espectadores de una pequeña localidad, la mayoría de mediana edad. En la sala silencio, como si estuvieran asistiendo a un drama solemne. Algunos se retorcían, cansados, en su butaca e incluso más de uno abandonó el cine. Pero al menos una persona sí se rió, una sola vez. | Rel.:
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