"No estamos jadeantes; nuestro corazón no siente la menor fatiga, porque se ha alimentado de fuego, de odio y de velocidad (…) Vivimos ya en lo absoluto, puesto que hemos creado la eterna velocidad omnipresente”. Lo que supuso un movimiento cultural en contra del orden establecido, impulsó una actividad que se extendió a varias ramas de la sociedad y de la economía. En pocos años, la industria automovilística se convirtió en el símbolo de un mundo nuevo en el que había que correr como fuese.
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