El buceador entra en las cuevas de esa parte de la costa que un mar embravecido agita desde tiempo inmemorial, generando espuma abundante en el interior de las cavidades. El olor a humedad y salitre impregna sus fosas nasales hasta el momento en que se pone la máscara. Tras el ajuste, un inconfundible olor a caucho inunda sus fosas nasales...
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