No son pocos los privilegios a los que estamos acostumbrados, muchos de los cuales se derivan de conquistas sociales que tardaron siglos en materializarse. La adquisición de esas nuevas rutinas es una prueba del cambio experimentado; sin embargo, también pueden conducir al olvido, corriéndose el riesgo de, al darlas por hecho, acabar perdiéndolas. Por ello, es necesario mantener vivas esas historias y luchar por recordar aquellas batallas pretéritas para seguir cuestionando la realidad que nos rodea.
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