Una leyenda sitúa a María de viaje por Grecia hasta tener que recalar en un lugar debido a una fuerte tempestad. Aquel paraje era el Monte Athos y desde aquel momento ese sería el jardín de la madre de Dios, exclusivo para ella y del que quedarán siempre fuera las mujeres y todo animal hembra. Hoy sigue siendo así para acceder a sus veinte monasterios. Con acceso diario a 120 varones (máximo 10 extranjeros), esta península es un territorio autónomo al que se le permite legislación propia, ajena a las leyes griegas o europeas.
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