Resulta demencial cómo un sólo estímulo puede llevarte de la oreja a un recuerdo. Y cómo, en cuestión de segundos, se te eriza el alma o, en su defecto, los pelos del cuerpo entero. Hace un rato estaba en el laboratorio de microbiología. Hoy teníamos la primera práctica de virología y nos disponíamos a infectar bacterias utilizando virus. Malos con malos, todo de lo más endogámico.
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