(...) Aún más aleatoria es la historia de Un castillo alucinante (Stuart Gordon’s Castle Freak, 1995), un producto realmente barato que nos habla del escaso interés que despertaban los delirios cthuloideos en el cine a mediados de los noventa del siglo pasado. A Stuart Gordon ya lo conocen todos los aficionados lovecraftianos. A él le debemos tanto Re-Animator (id., 1985) como Re-Sonator (From Beyond, 1986), dos de los acercamientos más conseguidos al universo de Lovecraft. También Dagon: La secta del mar (2001) (...)
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