A las 24 horas del bombardeo comenzó la ofensiva contrainformativa que pretendía negar la mayor. El General Queipo Llano, desde la emisora de Unión Radio Sevilla, negó la autoría nacional de la destrucción de la ciudad. Según el bando nacional, dinamiteros “rojos” habían volado los edificios y prendido luego los restos con gasolina. La versión franquista continuó como la oficial durante toda la etapa de la dictadura
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