El objetivo del medicamento es copiar la acción de hormonas suprarrenales de nuestro cuerpo, actuando con una mayor potencia. Sintéticamente se va modificando en el laboratorio la estructura del colesterol, de donde se sintetizan los corticoides, para alcanzar más o menos una determinada potencia. Gracias a ellos podemos tratar patologías agudas como antiinflamatorios, patologías crónicas como el asma o brotes de enfermedades crónicas como la psoriasis o la artritis reumatoide. Sin embargo, hay quien teme a sus efectos secundarios.
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