Julián, Dick, Ana, Jorge (Jorgina) y su perro. Eran obra de Enid Blyton, una mujer excéntrica y oscura que escribía con un solo dedo de cada mano -tiquití, tiquití, en su máquina, dando a luz a chavales aventureros- y que se retaba a sí misma cada día a teclear al menos 10.000 palabras al día. Lo cierto es que en su momento la crítica la puso a caldo: la tildó de vulgar, de ser una autora con pocos recursos, de ser repetitiva y poseedora de una imaginación que sólo orbitaba alrededor de tres tramas.
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