Ya va para varios años que los escritores dejaron de interesarse por conseguir que los lean y se centraron en un objetivo mucho más noble: conseguir que les paguen. Cobrar por un libro las horas exactas que has empleado en escribirlo es algo que casi nunca se da. Por eso la literatura era un arte, porque ponía a la gente a trabajar contra todo sentido práctico. El logro de un escritor medio en nuestros días, sin embargo, es hacerse con muchas becas y residencias; esto es, con patrocinios y manutenciones.
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