Aquellas chicas a las que le gustaba salir con chicos o bailar o eran especialmente desobedientes o no muy piadosas o, en el peor de los casos se quedaban embarazadas siendo solteras o abortaban, eran reprimidas, primero en el ámbito familiar, más tarde en el religioso, y si esto no daba resultados, se pasaba el asunto al Patronato de Protección a la Mujer , que podía ordenar su ingreso en un centro de reeducación o psiquiátrico e incluso su vigilancia por parte de la policía.
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