“Puedo ser inteligente cuando la ocasión lo requiera”, bromeaba el personaje de Monroe en Los caballeros las prefieren rubias. “Pero a la mayoría de los hombres no les gusta”. Y no le faltó razón. Monroe fue una empresaria astuta, conocedora de la misoginia de la industria y que supo utilizarla para su propio beneficio, contribuyendo a crear su propia imagen de cara a la industria hollywoodiense. Se adelantó al
#MeToo escribiendo un artículo sobre los depredadores con los que tuvo que tratar en Hollywood.