La única hija de Pablo Neruda nació en Madrid en agosto de 1934 y murió poco más de ocho años después en Holanda, en plena ocupación alemana. Neruda llevaba seis años sin verla y no quiso reconocer su fallecimiento. De hecho, no menciona a su primogénita en las 400 prolijas páginas de sus memorias, Confieso que he vivido. Después de la muerte de Malva Marina, que había nacido hidrocefálica, Neruda bloquea el escape a Chile de su esposa, que poco después acaba presa en un campo de tránsito nazi.
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