Seamos sinceros, para el público mayoritario este conflicto del mundo del cómic (a mí aún me gusta llamarle historieta...) posiblemente no le merezca mayor atención, pero si así fuera se equivocaría, porque si lo analizamos bien es un síntoma de muchas otras cosas. Debo advertir de que no es mi propósito entrar en polémica alguna a este respecto y ni estoy ni me interesan las redes sociales, principal campo de esta batalla. Lo que me interesa, a lo que pretendo aproximarme, es a la patología que evidencia el síntoma.
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