Mucho antes de que Mel Brooks se pusiera a mofarse del cine de Hollywood o que David Lynch deconstruyera los géneros para el deleite posmoderno, la revista Mad se había dedicado a hacer sátiras sobre las producciones de la industria cinematográfica. Hizo decenas de ellas, así como denuncias recibió. Una de ellas de Lucasfilm por su parodia de El Imperio Contraataca, en la que se exigía que se secuestraran todos los ejemplares de la revista y se destruyeran. No prosperó.
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