Es bien sabido que con Sherlock Holmes el género policiaco y el relato detectivesco comienzan su andadura moderna. Así pues, si en la narrativa de Verne destacan los visionarios, los soñadores de mundos futuros y las predicciones tecnológicas, el personaje más célebre creado por Conan Doyle es la más pura de las frialdades deductivas. La inteligencia de Holmes no tiene más objetivo que el descubrimiento de un caso. No se fija más meta futura que dilucidar el delito y encontrar al culpable. Para ello, y en este punto coincide con Verne, se sirve
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