Hace unos años, Lucetta Scaraffia (71) fue invitada a dar una charla en su parroquia, San Roberto Bellarmino, en Roma. Después se quedó a cenar con los cinco sacerdotes de la iglesia. Allí se percató de un detalle: las cuatro monjas ecuatorianas que limpiaban y servían a los curas comían en una habitación aparte. Se preguntó por qué y le respondieron que "en Navidad sí que se sentaban juntos”. Para muestra de desigualdad bastaba esa escena.
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