Si un médico te dijera que te inyectaras un nuevo virus que han encontrado en el agua sucia de un estanque en Connecticut probablemente le preguntarías si está loco. La cosa cambia un poco cuando llevas años con una superbacteria incurable devorándote el pecho y el virus es precisamente un asesino de bacterias. El paciente contrajo la infección a resultas de una operación de corazón. Desde entonces necesita someterse a dosis masivas de antibióticos por vía intravenosa. El tratamiento lograba contener la superbacteria, pero no acabar con ella.
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