En un día de verano de julio de 1943, un bombardero estadounidense B-25 Mitchell partió de Túnez, en el norte de África, con la misión de atacar el aeródromo de Sciacca, en Sicilia (Italia). A bordo iba una tripulación de seis personas, entre ellas el 2º teniente Gilbert Haldeen Myers, de 27 años, de las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos (USAAF), que era el copiloto. Myers, de Pittsburgh, Pensilvania, estaba asignado al 381º Escuadrón, 310º Grupo de Bombardeo.
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