Los ejemplos de reducción de jornada no son solo anécdotas históricas. Los 240 empleados de la gestora neozelandesa Perpetual Guardian trabajaron 32 horas y cuatro días a la semana durante dos meses de 2018: se mantuvo la productividad y los empleados faltaban menos e, incluso, eran más puntuales. Según recoge la web de la empresa, la prueba se ha convertido en una decisión permanente. “Los países con jornadas semanales cortas siempre están en lo más alto de los rankings de igualdad”.
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