Individualizar problemas sociales dándole la vuelta al relato, pues sería “la vida personal” la que “afecta a la producción” y no al revés, dirigiendo el enfoque de tal modo que se ponga buena cara al mal tiempo y se produzca adaptación a las realidades del mercado. Así mismo, la educación sería clave para este proceso, pues tanto las escuelas como las universidades se despojan cada vez más del enfoque humanístico clásico e incorporan la lógica mercantil de forma que se crea “ciudadanía de baja intensidad” adaptable al mercado
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