Librerías confinadas. Lola Larumbe (Alberti, Madrid) entiende que manda la salud, la obligación de la lejanía. Podía haber habido una ventanilla a la que se acercara la gente. Pero la gravedad del contagio se impuso. “No hay más remedio”. Pero, ¿por qué las librerías no son como las fruterías, o las panaderías, por qué los libros no se consideran como pan caliente? En la escuela y en la vida hay libros que se imponen como un deseo tan urgente como el pan. “Los alumnos quieren ver a la profesora, los lectores quieren ver al librero”.
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