Cuenta Plutarco, historiador grecorromano, que los piratas, sin saber muy bien a quién acababan de secuestrar, pedían para el rescate 20 talentos. César, orgulloso como él solo, le pareció poca cantidad e hizo que pidiesen cincuenta. Su estancia entre los piratas fue de casi 40 días. En ese tiempo César se dedicó a escribir discursos y a exponerlos a sus captores que al no vitorearle, César insultaba llamándoles bárbaros. Su estancia allí, dentro de las circunstancias, fue muy cómoda, ya que no sufrió ni torturas, ni mutilaciones.
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