Hoy la historia de España seguro que sería otra muy distinta si el juez granadino Andrés Romero Valdés hubiese cumplido al pie de la letra las órdenes de Carlos IV y de la reina María Luis de Parma. Fernando, su hijo mayor, era Príncipe de Asturias y planificó un golpe de estado contra sus progenitores y el valido Manuel Godoy. Aquella trama de 1807 es conocida como el Complot de El Escorial. Las órdenes de la reina madre fueron tajantes: había que decapitar al Príncipe de Asturias inmediatamente.
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