En los 70, las autoridades italianas creían que al menos un tercio de las carreras estaban amañadas. En un reportaje que realizó el New York Times, un asiduo al hipódromo declaraba: «Antes el estribo era el símbolo de este deporte, ahora es la jeringa». Los caballos se drogaban. Como solo se hacían test a los que ganaban, lo que empezó a hacer la mafia era drogar al resto. Había carreras donde 6 de 10 caballos habían recibido tranquilizantes, incluso heroína. Desde los años 30, en EEUU la mitad de los caballos fueron drogados alguna vez.
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