Es difícil creer que la Iglesia se arrepiente de su papel en la Guerra Civil y el franquismlaso cuando no está dispuesta a mandar a alguien con un destornillador y despegar las placas que honran a sus “mártires” de los muros de sus parroquias. Están por todas partes, porque España tiene una iglesia en cada pueblo, pero hemos dejado de verlas porque el tiempo las corroe y lo cotidiano se torna irrelevante.
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