Todo empieza en el vientre de un piano, el de su padre. Tragado como Jonás, agazapado en olor de polvo y terciopelo, con 3 años aprendió Jaume la energía que puede emitir una vibración. Eso es exactamente lo que ahora él hace y le convierte en el nuevo académico de la Real de Bellas Artes: esculpir materia que despide y reverbera emociones invisibles.
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