Por muchos esfuerzos que se hagan, las canciones con las que alucinas cuando tienes entre 12 y 17 años son las imborrables y las se quedan para siempre. Ocurre como con la religión católica, hay que enseñarla antes de que se aprenda a razonar. Y Maiden en directo sonó apabullante. Como si te pasa un tren por encima, eso fue, a grandes rasgos, lo que ocurrió durante dos horas en el Sant Jordi.
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