Se trata de un iglú, solo que alejado del polo norte, pero tampoco demasiado. Y es que no hace falta estar en el círculo polar ártico para sufrir temperaturas bajo cero y morir por hipotermia, algo que desgraciadamente todavía sucede en cualquier ciudad del primer mundo. Ser vagabundo es terrible, pero la amenaza del frío, lluvia y hielo representa una auténtica amenaza para la supervivencia. El iglú se transporta, se monta y se desmonta muy fácil y rápidamente; el interior es ignífugo, capaz de subir la temperatura 15º y 95% es reciclable.
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